A merced del viento.


Podría unir cientos de palabras, construir miles de frases, pero ni siquiera eso sería suficiente para describir el dolor que se siente cuando te rompen el corazón. 
Somo defectuosos, imperfectos y, aun as, orgullosos. Pensamos que las cosas van a ser para siempre. Que somos invencibles y que, por ello, lo que nos rodea, también lo es. Y sin embargo, un buen día nos despertamos y descubrimos nuestro engaño, que el ayer duele y que el mañana no existe. Ya no hay un "nosotros", tan solo una angustiosa y demoledora sensación de soledad que te arrastra a los abismos más profundos de tu ser. A lugares oscuros y deprimentes que ni si quiera sabías que existían dentro de ti. 
No importan las palabras de consuelo ni el aliento que te ofrecen para pasar esa página por que era tan bello el pasado y tan triste el presente que cómo dejarlo marchar.

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