Hay mujeres en cuyas caderas no se pone el sol.

Hay mujeres que me gustan para quererlas, otras me gustan para follar, y viajar a París por unas horas entre sus piernas. Otras me gustan para hablar de sentimientos, o de ropa. Otras solo cuando ríen, para verlas reír. Otras para abrazarlas. Otras para que escuchen y poco más. Otras para contarnos cosas grandes, pequeños secretos.


Pero tú amor, tú me gustas para todo.

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